Grabada en St. Margarethen, Austria
Jueves, 2 de marzo / 20.00 h
Dirección musical: Karsten Januschke
Dirección de escena: Carolin Pienkos y
Cornelius Obonya
Reparto: Luke Stoker, Danae Kontora,
Attillo Glaser, Ana María Labin
Duración: 2 h 50 min, más descanso
Aunque no goce de la fama de otros festivales al aire libre como Taormina, Caracalla o Verona, pocos escenarios tan impresionantes como St. Margarethen. Esta cantera milenaria, situada al sureste de Austria (en la frontera con Hungría), es patrimonio cultural de la UNESCO. Explotada por el Imperio Romano, en el siglo XIV abasteció la construcción de la catedral de San Esteban de Viena. Desde 1996, su uso se centró en los espectáculos en directo, más aún desde su rehabilitación de 2005. El certamen atrae a unos 200.000 melómanos cada año. Con capacidad
para casi 5.000 espectadores, sus paredes rocosas aportan una acústica incomparable y un ambiente muy especial. Con 7.000 metros cuadrados de superficie, es el escenario más grande de Europa. En 2019, St. Margarethen acogió el canto de cisne de Mozart, un singspiel estrenado
en 1791 en Viena. Por su argumento sencillo (podría ser un cuento de hadas o una iniciación a la masonería, con sus rituales, símbolos, pruebas), por su mensaje humanista, su partitura memorable y el encanto de sus personajes, La flauta mágica se presta a este tipo de enfoque monumental. A cielo abierto, con grandes decorados y con efectos especiales, igual que en Bregenz (2014) o en Macerata (2018). Del joven equipo artístico despuntan el alemán Max Simonischek, en su primera incursión como Papageno, así como el bajo australiano Luke Stoker, que ya ha sido Sarastro en Viena y Dusseldorf. La joven griega Danae Kontora (1988), soprano
de coloratura, ha cantado el papel de la reina de la noche en Leipzig y Dresde. La prestigiosa revista Opernwelt la nominó a Mejor Cantante Joven en 2015.